La mitad de la mitad.
Hoy he leído un artículo sobre el tamaño DIN A4 de las hojas que todos hemos usado alguna vez. Al parecer sus medidas se rigen por una proporción ideal; el A0. El A0 mide un metro cuadrado y al doblar por la mitad tenemos 2 hojas de el mismo tamaño, pero lo que antes era el largo ahora es el ancho. Doblando por la mitad. Leyendo este artículo me he dado cuenta de que nuestra vida esta llena de mitades, medios y semis. Leche semi desnatada, la mitad de una cebolla en la nevera ¿el vaso esta medio lleno o medio vacío? ¿Porque nos conformamos con la mitad? ¿Porque no tener el completo? ¿Acaso cuando vamos de compras, nos llevamos solo la mitad del vestido? El ejemplo más claro está en las medias naranjas. Nosotros mismos nos creemos la mitad de lo que somos. A mi manera de ver, somos naranjas enteras y con suerte nos encontramos con otra naranja en un mismo frutero. Disfrutamos hasta que nos exprimen. Supongo que las mitades de un todo son importantes, pero solo cuando tienes todas las partes; por separado, son incomprensibles. Cuando estamos a mitad de algo, sentimos una fuerte sensación de terminarlo, porque ¿a quien le gustaría estar en mitad de un orgasmo y no acabarlo? Imaginemos que las campanadas de fin de año no fueran doce sino seis. Nos reiríamos la mitad y en la mitad de tiempo y además todos se comerían sus seis uvas. Hemos sido capaces de separar países, de implantar muros dividiendo ciudades pero aun no hemos logrado comprender el milagro de la separación de residuos para reciclar. O lo que es lo mismo, coger partes usadas para crear un todo nuevo.